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Hellen Keller: sordociega
No, esto no es la canción de Shakira… realmente existe una discapacidad única llamada sordoceguera.
Hellen Keller veía y oía bien cuando nació, pero a los 19 meses enfermó (no se sabe de qué), los médicos temieron que la pequeña Hellen perdierá la vida, pero esta sólo perdió “los ojos” y “los oidos”. No volvió a ver ni a escuchar nada.
Para la edad de 5 Hellen había dejado de ser una niña dulce y bonita y había pasado a ser algo así como una “niña salvaje” que se comportaba de forma muy agresiva. Las cosas para Hellen funcionaban así: si cogía una rabieta y pataleaba, le daban un caramelo. El caramelo calmaba, pero no conseguía que una vez acabado el caramelo, Hellen no volviese a “molestar”.
La familia no pudo más, temían incluso por la seguridad del hermanito pequeño de Hellen, y pidieron consejo en el Instituto Perkins para personas ciegas. Tras estudiar el caso y dictaminar que no había solución posible aconsejaron a los padres contratar a Anna Sullivan, una antigua ex-alumna del instituto. Anna se enfrentó a una fiera prácticamente indomable y a algo peor: el sobreproteccionismo y los caramelitos. Anna decidió llevarse a Hellen a la casa del campo para alejarla de aquél ambiente familiar y allí le enseñó primero disciplina, después cómo comprender los sentimientos de la gente palpando sus caras, más tarde que todo tenía un nombre, y una vez Hellen hubo entendido el lenguaje… las palabras. Utilizó el alfabeto dactilológico de las personas sordas para enseñarle a Hellen el nombre de las cosas, también le enseñó Braille y fue su interprete. Incluso en la universidad, porque Hellen y su afán de superación fueron a la universidad, es más, Hellen acabó siendo una famosa escritora y oradora.
Creo que no debo explicar porqué he elegido este personaje…
TATSUHIKO TAKIMOTO, vida de un hikikomori
Tatsuhiro Sato, ese es el nombre de su personaje en “NHK ni youkoso”, en español “Bienvenido al NHK”. Tatsuhiro, Tatsuhiko, Tatsuhiro, Tatsuhiko, Tatsuhiro, Tatsuhiko… ¿coincidencia o intencionado?
El personaje real y el ficticio, tienen otra cosa en
común: ambos son hikikomori.
Tatsuhiko Takimoto, escribió la novela “NHK ni youkoso” en el 2001, una historia sobre la vida y los pensamientos de un chico de 21 años que empezó la universidad pero en los últimos 4 años, no sale de su apartamento, ni tiene trabajo porque le aterroriza salir al exterior. Por aquel entonces Takimoto tenía 23 años, tantas coincidencias dan que pensar ¿no?
Tal y como cuenta el autor en el primer epílogo de la novela, cada vez que vuelve a leer la historia le vienen a la cabeza alucinaciones y tiene sudor frío. También explica que se avergüenza de revelar todas las cosas que ha escrito y que se imagina a la gente riéndose de él, tal y como le pasa a su personaje.
En un principio, pensó que la historia sobre un hikikomori era una buena idea para tener éxito y así conseguir dinero para poder viajar a destinos paradisíacos. Tuvo dificultades para escribir la novela y después de haberla acabado, todavía sigue convenciéndose de que el personaje y él mismo no son la misma persona.
La verdad es que sus declaraciones son sinceras y no tienen desperdicio: “En la actualidad, si leo el libro cuando estoy deprimido pienso que soy un desgraciado por haber escrito algo así, y me gustaría morirme.”
“No he dado lo mejor de mí mismo. Prueba de ello es que no he escrito nada nuevo. He acabado siendo un NEET (Not in Employment, Education or Training) y viviendo de los derechos de autor esta novela.”
SADAKO SASAKI: sobre la guerra y demás juegos infantiles
El pasado verano tuve la oportunidad de hacer “el viaje de mi vida” (no tan emocionante como el de Chihiro, pero por la misma zona geográfica) y visité Hiroshima, era un sitio que en principio no me llamaba demasiado la atención, demasiado “sensacionalista” quizá, pero supe de una “very interesting person” que me cautivó.
Sadako Sasaki , más conocida como “Sadako y las mil grullas de papel”, es símbolo inmortal de los niños de la guerra. Tras la explosión de la bomba atómica en Hiroshima (de de agosto de 1945 a las 08:15), Sadako enfermó de leucemia (como otros miles de niños) y fue hospitalizada. Pero no se dio por vencida y hizo un pacto con el destino (quizá uno de los juegos infantiles más bonito): si ella hacia mil grullas de origami, no moriría. Y se puso a ello. Convirtió su habitación de hospital en un “santuario” de grullas, pero desafortunadamente, sólo pudo hacer 644 grullas. Sadako murió en 1955.
Cuando conocieron la noticia sus compañeros de clase decidieron que ellos, como Sadako, no se darían por vencidos y hicieron las mil grullas de papel de Sadako.
Estas mil grullas viven en el monumento de la paz en Hiroshima, como símbolo de todos aquellos niños que murieron por culpa de la guerra.
STEVE JOBS, el mago de la informática
IPod, Itunes, IMac, IPhone, IPad……son palabras que todos conocemos y ¿quien no ha tenido (o al menos, tocado) uno de ellos alguna vez? Hoy voy a hablar al padre de estos aparatitos, Steve Jobs, quien a pesar de ser el empresario famoso que conocemos, en su vida no todo ha sido un camino de rosas.
Fue un tipo con suerte, a los 27 años de edad se convirtió en millonario a pesar de no haber obtenido el título de informático, pues dejó la universidad al de 6 meses de haber empezado. La razón fue que sus padres adoptivos tenían problemas para pagar sus clases, por lo tanto Jobs decidió asistir solo a las clases que le interesaban como oyente.
Trabajó de prácticas como diseñador de videojuegos, y allí conoció a Wozniak, con quien fundaría Apple más adelante. La empresa iba viento en popa, hasta que apareció IBM, gran competidor, y Jobs reclutó al presidente de PepsiCo. , John Sculley, para la presidencia de su empresa. Los caracteres de ellos dos chocaban, y más tarde, Jobs dimitió debido a una reestructuración de la empresa.
Después, fundó la empresa de software NextStep y creó Pixar. Cuando Apple no pasaba por una buena etapa, esta compró Next y Jobs volvió a ponerse al frente de la empresa, hizo un trato con Microsoft y sacó a flote Apple de nuevo. Hasta hoy.
Fue en 1998 cuando Apple revoluciono la informática con el lanzamiento del IMac y más tarde llegaron el IBook, el IPod, el IPhone……y este año el IPad!!!
Este último ha sido su mayor logro después de haber superado un cáncer de páncreas y un trasplante de hígado, los cuales no le han impedido volver a ponerse a trabajar de inmediato.
Es por su ambición y sus grandes ideas que ha logrado ser quien es hoy en día, ¡el fundador de la empresa informática más innovadora y futurista!
Kevin Carter: pertenencia al Bang Bang Club
Hace ya años que la historia de este fotógrafo me llama la atención, quizá por su impactante obra fotográfica o quizá por lo morboso de la historia.
Aunque Carter se hizo famoso en el año 1994, a sus 34 años, por haber ganado el premio Pulitzer, su historia hasta esa fecha no tiene desperdicio: Nació en Sudáfrica y desde bastante joven se mostró contrario a la situación política de su país. Con 30 años creó con otros tres chicos blancos el Bang Bang Club. El objetivo de este grupo de fotoreporteros era mostrar al mundo imágenes reales del apartheid, para ello se adentraron en la crudeza más absoluta. El Bang Bang Club se hizo famoso por fotografiar el sufrimiento y por anteponer la fotografía incluso a la propia vida.
En 1994 Carter viajó a Sudán, al “triangulo de la hambruna”, y es allí donde sacó la foto que recibió el premio. En la foto aparece una niña famélica y un buitre. Kevin sacó la fotografía y dejó a la niña ahí.
Esta fotografía recibió críticas muy duras y acabó siendo la mayor pesadilla de Carter. Pero la pregunta es… ¿Realmente era Carter quien debía salvar a la niña? Sobre el contexto de la foto hay distintas versiones: que a unos metros había una base militar donde Kevin podía haber llevado a la niña, que había unos militares a quienes competía haber ayudado a la niña, que la familia de la niña estaba ahí mismo…
Las duras críticas y la muerte del mejor amigo de Carter (perteneciente al Club) formaron una bomba explosiva en la inestable mente de Carter, así, en junio de 1994, se cerró en su coche y se asfixió con el humo del motor mientras escuchaba su walkman.